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El enredo de la discriminación

El enredo de la discriminación

Las formas que toma la discriminación en un país cool



Todos sabemos que no es cool discriminar a las minorías.  Ya no queda bien.  Pero la sociedad, esa sociedad que somos todos, seguimos siendo altamente discriminadores.  Me referiré a la “discriminación por orientación sexual”.  La primera dificultad es definir qué es la discriminación.  
Yo afirmo que la discriminación por orientación sexual es cualquier forma de violencia que se ejerce hacia una persona porque se supone, generalmente sólo se supone, que tiene una forma de vivir su sexualidad que consiste en relacionarse sexualmente con personas de su propio sexo.  
Con esto quiero decir que lo esencial está ahí, en la sexualidad misma.  Que eso es lo que realmente irrita y molesta.  La sexualidad siempre molesta.  Uno de los problemas de ser homosexual y que todos lo sepan es que todos saben que un día te dijiste a vos mismo: “no me gusta la vida sexual que el status quo me propone, yo quiero una sexualidad mejor, quiero disfrutar más”. Las decisiones basadas en la sexualidad no están bien vistas.  Muchas veces generan envida, porque es evidente que, quien toma una decisión a pesar del peso social que significa, es porque cuando se mete en la cama, cuando tiene relaciones sexuales quiere disfrutar al máximo.  Y eso es algo que muchas personas no ponen como prioridad, muchas personas jamás tuvieron una vida sexual realmente satisfactoria.  Esas personas están en los centros educativos, son profesionales, son técnicos.  Las mujeres que hemos decidido vivir nuestra sexualidad a pleno cargamos con el peso del rechazo social.  Los que no tienen amor en sus vidas se la pasan jodiendo a los demás.  Pero volviendo a la esencia del asunto.  Por ejemplo si un hombre usa una caravana irritará a muchas personas, será discriminado, pero será un alivio quizás para todas esas personas “saber” aunque quizás jamás podrán saberlo a ciencia cierta, que ese hombre  está casado, tiene hijos y jamás se acostó con un hombre nunca lo hizo y nunca lo hará.  La caravana, claro está, es lo de menos.  Sin embargo, aunque no lo saben a ciencia cierta ni una cosa ni la otra, su acción tanto la reprobación como el alivio, están basados en un imaginario.  Cuando se discrimina a una adolescente por usar pelo corto, vestir jeans y remeras flojas, a nadie le importa realmente cómo luzca, sino lo que su estilo representa.  Esa forma de vestirse, significa, en el imaginario colectivo que esa chica mantiene o desea mantener relaciones sexuales con chicas.  El usar jean y remera y pelo corto es un indicio de que esa chica disfruta sexualmente, en la imaginación y en la práctica, de acariciarse, besarse, tener sexo con otra chica.  Lo que molesta es eso.  Si todos constataran que se viste de esa forma porque es un poco tímida, aburrida, o porque odia elegir ropa, pero le gustan los hombres, su forma de vestirse no tendría importancia.  La importancia radica en la significación que esto tiene, y ésta significación está directamente ligada a su vida sexual.  
Pero mi definición, tan simple que parece, tiene otro problema.  Es la pregunta de qué significa violencia.  Está muy claro que si yo camino por la calle con mi esposa y viene un hombre y nos pega un puñetazo a las dos está ejerciendo violencia, pero todavía no sabemos por qué.  Si nos dice “lesbianas de mierda”   ahí podemos suponer que nos está pegando porque somos lesbianas.  Eso es muy fácil.  Una se toma un descanso, envuelve hielo en un trapo hasta que el moretón baje.  Pero esta no es la forma de discriminación en un país cool.  Si ocurre que el hombre nos pega por haber cruzado con roja.  Entonces ahí viene la pregunta de qué hubiera pasado si hubiésemos sido una pareja heterosexual, es decir un hombre y una mujer cruzando con roja.  Entonces podemos suponer que si hubiésemos sido heterosexuales sólo nos habría dicho “muchachos, es incorrecto y peligroso cruzar con roja”.  Y si sólo nos dijera “lesbianas de mierda” ?  Estaría ejerciendo una violencia verbal.  La violencia verbal ya está definida y reconocida, pero para demostrarla hay que andar con una grabadora.  Y es muy paranoico andar con una grabadora por todos lados para demostrar todos los agravios que una recibe por día.  Nos dirán que somos paranoicas.  Y ahí nos preguntaremos si nos dirían paranoicas si no fuésemos lesbianas.  Frente a esta cuestión tan compleja, lo único que yo puedo afirmar es que mi esposa y yo, como mujeres lesbianas visibles que somos, recibimos a diario diferentes formas de violencia, aunque casi nadie nos pegó.  Una es toda esa gente que se mete con nosotras en la calle.  Pero también están las dificultades para conseguir trabajo, el hecho de que las mujeres ganan menos que los hombres.  Volviendo a la dificultad de mi definición: ¿qué es violencia?  Es factible pensar que, la única forma de violencia demostrable, a duras penas, para la ley uruguaya es la violencia física?  En este sentido, lo único que yo puedo decir como mujer lesbiana que vive en el Uruguay en el año 2014 es que mi mujer y yo recibimos a diario diferentes formas de violencia, totalmente indemostrables.  Es una violencia bestial, ejercida sobre mí misma y sobre mis hijos.  Pero es, me duele decirlo, indemostrable para la Ley.  Esta dificultad es terrible y es una forma de violencia más.  Es una injusticia silenciada.  
Con la discriminación estamos permanentemente dando vueltas en un charco de mentiras y ocultamientos que cobran una gravedad enorme, que generalmente es mucho mayor para el discriminador.  
La otra dificultad de mi definición es que se supone y sólo se supone que la persona tiene la preferencia de tener sexo con personas de su propio sexo.  Es decir, el discriminador en la mayoría de los casos no sabe con quién se acuesta el discriminado, no lo sabe a ciencia cierta, sólo lo supone.  Y si lo supone es porque lo imagina.  Es un asunto que, de alguna forma se vuelve suyo.  Y este es uno de los procesos típicos de la sexualidad en cuanto a lo social.  La intimidad irrita a los demás aunque no la presencien, aunque no la vivan.   Si un hombre homosexual no se acuesta con otro hombre en la oficina a la vista de todos, ¿por qué todos están tan seguros que se acuesta con un hombre?  Porque se lo imaginaron.  Y se lo imaginan porque se erotizan.  Y eso es lo más terrible.  La violencia que debería caer sobre sí mismos por condenarse, equívocamente claro está, por erotizarse con la imagen de una pareja homosexual, cae sobre los homosexuales que él imaginó en la cama.  
En definitiva, como la discriminación por orientación sexual es en sí misma, es un acto que tiene que ver con la sexualidad, casi podría decirse que es en sí un acto sexual, está llena de escondites secretos, estrategias y mentiras y cualquier forma de definirla termina siendo un burdo intento.  Un acercamiento es, a mi juicio, concebirla como la peor de las perversiones, quizás la única.  La discriminación por orientación sexual es una perversión.  Pero como la discriminación sin asesinatos de por medio viene a ser un enredo, he decidido hacer este listado de las formas como se presenta.  He aquí mi burdo intento de definir las diferentes modalidades en que puede presentarse  la discriminación por orientación sexual en una sociedad en la que no es cool discriminar.  
1. Te pego por otra cosa que no tiene ninguna importancia pero en realidad lo hago porque sos lesbiana y me muero del asco porque yo también lo soy.  
2. Si sos lesbiana sos una mujer que podría acostarse con una pareja de heterosexuales tradicionales que un fin de se mana van a un boliche gay a pasarla bien, con todo derecho.
3. Si sos lesbiana o sólo supongo que lo sos, tengo derecho y necesidad de manifestar mi rechazo hacia tu persona en la vía pública aunque no me hayas hecho ningún daño.  
4. “La homosexualidad es sólo una forma de violencia de género, las mujeres en general son discriminadas”.  Esto es algo que dicen muchas mujeres heterosexuales.  Puedo asegurarles, yo que soy mujer y lesbiana, que es un peso mucho más grande el ser mujer lesbiana que el ser mujer heterosexual.  De todas formas reconozco ampliamente y me asombro cada día de la violencia que las mujeres heterosexuales tienen naturalizada de sus parejas.  
5.  No me molesta para nada que seas homosexual, me preocupa cómo puedan vivirlo tus hijos.
6.  Yo no te discrimino, pero te recuerdo que la sociedad es muy dura y te discriminará.  
7.  Tenés derecho a acostarte con quien quieras, siempre y cuando nadie se entere.
8.  Tenés derecho a acostarte con quien quieras, pero no te perdono que seas feliz.
9.  Podés ser lesbiana y hasta una heroína por serlo, siempre y cuando seas valiente, hermosa, tengas una buena posición social y no tengas ningún defecto.  Porque ser lesbiana, es un defecto demasiado importante para sumarle otros.  
10. No tengo ningún problema con tu orientación sexual, pero no me gusta todo lo otro y te ataco por donde puedo hasta que toda tu vida se quiebre porque no tolero que simplemente, puedas llevar la vida que llevás.  
11. Te odio porque yo quiero ser capaz de hacerme visible, en el fondo sé que yo también soy homosexual, mi vida sexual es un desastre, me causás  mucha envidia.  
12. Yo no te discrimino, tu verdad es digna de escucharse en la medida en que afirmás que te sentís discriminada.  Pero no acepto que digas que yo te discrimino.  Yo no te discrimino, tú te sentís discriminada.  
13. Tengo muchos parientes homosexuales, por ejemplo mi Tío Pepito y es divino todos lo queremos mucho, por eso yo sé que no discrimino.  
En conclusión.  Aburre hablar de discriminación por orientación sexual.  Es un laberinto. Una termina deseando dejar el asunto, ir a cocinar, trabajar, lavar la ropa o mejor aún hacer el amor toda la noche con su mujer.  Y eso es lo que voy a hacer ahora.  

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